Muerte en el Manicomio

 En el otoño de 18..., mientras viajaba por las provincias meridionales de Francia, mi camino me condujo a pocas millas de cierta Maison de Santé, o manicomio privado, del cual mucho había oído hablar a mis amigos médicos de París. Mi nombre es Marco Williams, soy detective de homicidios mis amigos me habían hablado mucho de este manicomio pero nunca nada fuera de lo norma ,es decir historias clínicas y problemas de los residentes. Pero justamente lo que me hizo llegar allí fue un quiebre en el orden del lugar, esa tarde lluviosa de otoño fui llevado a ese lugar nada más y nada menos que para investigar una muerte.

Hacía frío, eran alrededor de las tres de la tarde cuando llegué al lugar me deprimí un poco, el lugar era muy oscuro, los residentes estaban sentados en sus lugares, parecían tristes y tenían expresiones muy serias en sus caras. La verdad es que  no dejo que me afecten las emociones de las personas y menos si son sospechosos o están involucrados en un caso de posible homicidio pero por alguna razón esta vez se sintió diferente y tenía una sensación muy rara casi desconocida de lo que ocurriría al llegar a la escena de un supuesto o posible crimen.

La escena era una de las habitaciones del manicomio, al entrar el ambiente se sentía frío, estaba oscuro y en medio de la cama se encontraba el cuerpo sin vida de una mujer de unos 60 años, estaba tendida boca arriba, tenía un disparo en la cabeza, un arma en la mano y a su lado una nota. El personal del lugar identificó a la víctima como Ether Toledo. Lo primero que se sospechó fue un suicidio la escena parecía mostrar eso, además el estar encerrada en ese lugar tanto tiempo pudo haber colmado sus ganas de vivir y por eso pudo haber decidido quitarse la vida. Con esta primera hipótesis e imagen del caso decidimos hablar con sus compañeros cercanos y con los miembros de la familia para contarles lo sucedido. Sus compañeros nos dijeron que no era posible que eso haya ocurrido porque Esther había mejorado muchísimo y en una semana la dejarían ir a pasar un tiempo a su casa con sus nietos e hijos.

Luego hablamos con sus hijos Mariana y Lucas. Por un lado Mariana se encontraba muy triste y decía que su madre jamás haría eso, que estaba por volver a casa y lo que más quería en el mundo era ver a sus nietos, por otro lado Lucas no demostraba emociones, no lloró y no parecía importarle mucho lo cual, lo hizo parecer un poco sospechoso. Luego de haber comunicado la noticia a sus seres queridos nos dimos cuenta que esta mujer no quería morir, estaba por volver a su casa con sus nietos y familia ¿Por qué se quitaría la vida? ¿Que ganaba con eso? Y la pregunta que más ruido me hacía en la cabeza es ¿ Cómo consiguió un arma? Al haber estudiado los controles y la seguridad del lugar no había manera de que alguien hubiera ingresado con un arma, lo que me hizo pensar “¿Y si la mató alguien de adentro’? “ ¿Quién pudo haber sido y por qué?”

Al recibir información de los peritos forenses  me di cuenta que no había sido un suicidio, que alguien la había asesinado no sabía el  porqué, pero estaba decidido a descubrirlo.

Al día siguiente volví a interrogar a todos los sospechosos principalmente a Lucas a quien no parecía importarle la muerte de su madre. Lucas fue a buscar los objetos que quedaban de su madre y encontró una un documento en el cual decía que si a Esther le pasaba algo quien se quedaría con sus bienes sería Mariana, al leer ese documento ambos nos sentimos confundidos y al salir de la habitación vimos a Mariana hablando con dos miembros de la seguridad y otros que trabajaban en el manicomio. Pude escuchar que planeaban dividirse los bienes de Esther y allí me di cuenta que todos habían participado para asesinarla. La actitud de Mariana me pareció realmente malvada y oscura, como pudo llorar a su madre y al mismo tiempo haber sido ella quién había planeado todo, me pareció muy perturbador.

 La prueba que la condenaría a ella sería el documento yo sabía que lo tenía Lucas. Era importante que lo guardara bien y que Mariana no supera que lo tenía. Cuando fui a buscar a Lucas escuché gritos viniendo de la habitación en la que él estaba. Volvieron a oírse los gritos con mayor fuerza y al parecer más cerca se repitió por tercera vez con mayor intensidad. Cuando llegué a la habitación Lucas estaba muerto, y el documento que podía probar la culpabilidad de Mariana había desaparecido. La muerte había sido causa de la mima manera que la de Esther, pero esta vez no había nota de suicidio. Era evidente que Mariana se quiso deshacer de su hermano por saber la verdad. Yo sabía que había sido ella, pero no tenía pruebas que lo comprobaran. Al interrogarla  veía que su actitud era diferente, no le importaba ni la muerte de su hermano ni la de su madre. Cuando le hacía alguna pregunta se reía, me decía “No tienes pruebas de nada” y pensaba que quedaría impune, pero yo no estaba dispuesto a que eso ocurriera.

Días después me contacté con un contacto que trabaja en un banco y pregunté cómo podía obtener una copia del testamento de la víctima, aquel documento que Mariana no quería que yo tuviera, pero ella necesitaría una copia para probar que era la heredera de Esther. Como era para el caso me lo consiguió y pudimos arrestar a Mariana  , cuando fuimos por los empleados que habían sido cómplices que fueron dos guardias de seguridad y cuatro médicos ellos empezaron a culparse unos a otros luego de presionarlos un poco. Los arrestamos a todos y los llevamos a la prisión hasta que fuera el momento del juicio.

Mariana y el resto de los cómplices no estaban dispuestos a perderlo todo y es por eso que trataron de escapar dos veces antes del juicio y fracasaron. Pero no se dieron por vencidos, y un día antes del juicio lo volvieron a intentar, las autoridades los persiguieron pero, al fin, tras escapar por una cloaca, uno de los prisioneros logró poner en libertad a los demás.